Infarto: La brecha silenciosa que amenaza a las mujeres.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad a nivel mundial. Solamente en el año 2019 se reportaron aproximadamente 18 millones de muertes relacionadas con estas patologías, de las cuales el 85% se debieron a infarto agudo al miocardio (IAM) y eventos cerebrovasculares. El infarto en mujeres, aunque menos diagnosticado, representa una amenaza subestimada debido a sus síntomas atípicos y menor visibilidad en la investigación médica.
Estudios en España muestran que la incidencia de IAM en hombres oscila entre 135 y 210 casos por 100.000 habitantes, mientras que en mujeres es de 29 a 61 casos por cada 100.000 personas al año. En este sentido, los hombres presentan mayor riesgo de presentar IAM que las mujeres, pero es necesario extender estas investigaciones porque las mujeres presentan mayor tasa de errores en el diagnóstico, debido a que sus signos y síntomas suelen presentarse distintos a los de los hombres.
Infarto en mujeres: la brecha silenciosa que pone en riesgo sus vidas

Diferencias entre la sintomatología entre hombres y mujeres
Uno de los principales obstáculos para el diagnóstico temprano de infartos en mujeres radica en las diferencias en la presentación de los síntomas. Mientras que los hombres suelen experimentar el clásico dolor opresivo en el pecho, que irradia hacia el hombro izquierdo, las mujeres pueden presentar síntomas más sutiles y atípicos, tales como:
- Dolor precordial de menor intensidad.
- Fatiga inusual y persistente.
- Dolor en la cara interna de los muslos.
- Dificultad para respirar, náuseas y vómitos.
- Dolor de espalda, mandíbula o cuello.
- Mareos o desmayos.
- Indigestión o acidez estomacal.
Estos síntomas, al ser menos evidentes, pueden ser fácilmente confundidos con otras afecciones, lo que retrasa la búsqueda de atención médica y, en consecuencia, el diagnóstico y tratamiento oportunos.
Sesgo de género en la investigación y el diagnóstico
Históricamente, la investigación y el conocimiento sobre enfermedades cardiovasculares se han centrado principalmente en los hombres, lo que ha generado un sesgo de género en el diagnóstico y tratamiento de las mujeres. Esta falta de conocimiento específico sobre la salud cardiovascular femenina ha llevado a que los médicos estén menos familiarizados con los síntomas atípicos que presentan las mujeres, lo que aumenta el riesgo de un diagnóstico erróneo o tardío.
Factores de riesgo específicos en mujeres
Además de las diferencias en la sintomatología, existen factores de riesgo específicos que aumentan la probabilidad de un infarto en mujeres, tales como:
- Menopausia precoz: La disminución de los niveles de estrógeno después de la menopausia aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Diabetes gestacional: Las mujeres que han tenido diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a lo largo de su vida.
- Síndrome de ovario poliquístico (SOP): Esta afección hormonal aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras complicaciones.
- Complicaciones durante el embarazo: Las mujeres que han experimentado complicaciones durante el embarazo, como preeclampsia o eclampsia, tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Estrés emocional: El estrés emocional crónico puede afectar la salud cardiovascular de las mujeres de manera significativa.
La importancia de la prevención y el diagnóstico temprano
Ante esta realidad, es fundamental promover la concientización sobre las diferencias en la presentación de los síntomas de un infarto en mujeres, así como sobre los factores de riesgo específicos que las afectan. Asimismo, es crucial que las mujeres conozcan su propio cuerpo y estén atentas a cualquier síntoma inusual o persistente.
Recomendaciones para la prevención y el diagnóstico temprano
- Conocer los síntomas atípicos de un infarto en mujeres.
- Consultar al médico ante cualquier síntoma inusual o persistente.
- Informar al médico sobre los antecedentes familiares y los factores de riesgo personales.
- Realizar controles médicos periódicos para evaluar la salud cardiovascular.
- Adoptar un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el consumo de tabaco y alcohol.
- Manejar el estrés emocional de manera efectiva.
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Un llamado a la acción
La lucha contra las enfermedades cardiovasculares en mujeres requiere un esfuerzo conjunto de profesionales de la salud, investigadores, organizaciones de salud y la sociedad en general. Es necesario invertir en investigación específica sobre la salud cardiovascular femenina, promover la educación y la concientización, y garantizar el acceso a servicios de salud de calidad para todas las mujeres.
Solo a través de la información, la prevención y el diagnóstico temprano podremos reducir la brecha de género en la mortalidad por infarto y construir un futuro donde las mujeres puedan vivir vidas largas y saludables.